Ayer exponía que la constitución de EE.UU en su preámbulo indica “NOSOTROS EL PUEBLO”, efectivamente los candidatos a presidente de los EE.UU son escogidos por el pueblo, como en casi todos los sitios, pero cuando digo el pueblo me estoy refiriendo a la elección de los candidatos, y no por cuatro, en el peor y muchísimas veces de los casos por solo uno, pensantes profesionales de la política que han hecho eso de servir a los demás, una forma de servirse a ellos mismos.
Las elecciones en el que llaman país más poderoso de la tierra, y parte del extranjero, son un poquitos especiales si las comparamos con las nuestras. En primer lugar todo el que quiera se puede presentar por un partido, incluso sin ser militante, aquí ya sabemos quien se puede presentar y quien no. A partir de la presentación de los candidatos, los ciudadanos, ojo al dato, no los afiliados y si los simpatizantes de cada partido, se apuntan a lo que ellos llaman las elecciones primarias que son un mecanismo auxiliar por el cual los seguidores de los partidos votan de forma directa a los candidatos que se presentan a la consulta electoral.
Con esto se impiden que el futuro representante deba su nominación a las élites de su partido, donde estará apuntado en algún papel virtual, una parte del cerebro, que será sacado convenientemente en el momento justo para recordarle, oye guapin que si estas aquí es porque yo te ayudé y necesito que me devuelvas el favor.
Primera lección, son los votantes los que ponen al candidato y no el partido ni los caciques, por lo que ya nos hemos quitado de un plumazo los peloteos y pugnas de poder por atraerme a tal o cual compromisario que a su vez trae también, no se cuantos de su zona. Seguramente estaréis pensando que esto no es realmente así ya que luego entra en escena los grupos de presión y los lobbys que son los que aportan el dinero para la campaña electoral , es cierto pero de entrada el que sale es el que ha elegido el pueblo y no el que ha favorecido la cúpula de los políticos profesionales.
Según dicen por ahí, no se donde lo he leído, en las EE.UU se moviliza un 20% del electorado apoyando a uno u a otro según ellos crean que es mejor para sus intereses, aquí todos estaremos de acuerdo en que los militantes de los partidos no llegan ni al 2%, siendo muchos menos los que participan en las asambleas.
A un nivel un poco más bajo tenemos a los senadores y congresistas, la cuestión de fondo es la misma, pero con una vertiente diferente que es muy importante, por lo menos para mi, la elección es de una sola circunscripción y por tanto yo elijo mi congresista o senador al que pediré cuentas cuando en la zona de mi residencia haya problemas y deba mojarse, a favor de su partido o a favor de sus votantes.
En un sistema de listas cerradas para el candidato no tiene gran coste electoral tomar posiciones que puedan no ser populares en su circunscripción. Evidentemente puede haber un coste, pero lo pagaría el partido, que pierde votos a favor de otros partidos. Si el candidato estaba en la parte alta de la lista conseguirá escaño de todas formas por lo que más vale estar a buenas con su partido que defender realmente a sus teóricos votantes.
Con esta forma de elección, por poner un ejemplo mi representante tendría que mojarse por ejemplo en el tema de los laterales de la C32 al margen de lo que diga su partido, si no me convence lo que vote, a las siguientes a la calle sin contemplaciones y no valen excusas de que mi partido tiene mi voto cautivo y si no hago lo que ellos quieren, a la calle de igual forma. Más vale que defienda bien a mis votantes porque son ellos los que me ponen y me quitan, no mi partido. El matiz creo es muy, pero que muy, importante.
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