Las elecciones son necesarias, pero no plenamente suficientes para que haya democracia, esta frase que ya adelanto que no es mía, representa algo que tendría que hacer reflexionar a nuestros gobernantes, tanto desde Madrid, como desde Barcelona y como no, desde la riera 48 en particular, mejor dicho, desde la plaza de les Teresas ya que es esta la que mece la cuna de la administración más cercana al ciudadano.
Desde la posición de un ciudadano normal y corriente, de esos que se limitan a introducir la papeleta, no es mi caso, con el anagrama de un partido político cada cierto tiempo está claro que la cosa no es todo lo boyante que nos intentan trasmitir. La política la ven desde lejos escuchándose frases como la típica de todos son iguales, una cosa es lo que dicen y otra bien distinta lo que hacen cuando están en la poltrona. Lo peor que puede pasar, y pasa, es que algunos o muchos, hagan de esto de la política su profesión. La causa, efecto de esta decadencia es la abstención que elección tras elección estamos viendo, pero eso no es importante, la noche electoral mucho bla,bla,bla con la cuestión, pero nadie le pone el cascabel al gato cuando pasan algunos días o semanas.
Con porcentajes de abstención del 50% o más y con un desprestigio monumental hacia la clase política, es ya hora de poner coto al problema pero no, ellos a lo suyo sin importarles el desprestigio de la politica, sobre todo de los politicos, en una sociedad con una historia democratica de solo 31 años.
Uno de los problemas más difíciles de tratar es que esto no es una democracia pura y si una partitocracia, lo importante no son los resultados electorales, a no ser que haya mayoría absoluta, a nivel municipal a estas alturas muy difíciles de conseguir, sino los pactos posteriores que se realizan después de las elecciones. Nos podemos encontrar que un partido “residual”, no digo innecesario y si con poca repercusión en numero de votos. Si tiene lo que hay que tener y es necesario para la suma, hará saltar a la comba al grande si quiere gobernar al margen de ofrecerle tal o cual regiduría, existe algo más que estar en la parte alta del estrado. Hay una palabra que se llama dignidad, olvidandose muchas veces, demasiadas, por las ansias de estar. Por el contrario si no tiene lo que hay que tener, se plegará a lo que el mayoritario piense ya que lo tiene cogido por los ova…. O huev.. con en el asunto del sueldecito y su ego personal de ser reconocido como SR. o Sra. Regidora.
Uno de los problema más comunes es que el “elegido” para encabezar la lista es escogido por una minoría dentro de la minoría, los militantes de los partidos son pocos, poquísimos además de fácilmente manipulables, ya que el gran o pequeño Cesar es el que decide quien va o quien no va y sobre todo, en que puesto que esto si es importante. Aquí en nuestra ciudad fueron 81 los que eligieron a Barón para que fuera el sucesor del GRAN MAS, gran porque este al partido no es que le hiciera mucho caso al contrario del actual que es el brazo ejecutor del partido por mano, brazo y cabeza del repartidor de carnet de buenas y malas personas.
La solución a algunos de estos problemas, no a todos, son evidentemente las listas abiertas, debate que innegablemente no quieren abrir en profundidad ninguno de los partidos grandes, me da la sensacion que tampoco los pequeñines, ya que ciertos cerebritos les encanta el peloteo que trae consigo el que sus súbditos sepan que él es el que pone y quita con el consiguiente, si boana a todo lo que “dios” diga. Cualquiera se atreve a rebatirle cuando la espada de Damocles de quien está o quien no está es decisión del gran o, pequeño dictador, y no lo digo por la altura, ya que dicen que todos tenemos en nuestro interior a un dictador, incluyéndome a mi, que también tengo mis ramalazos.
Yo aventuro, no creo me equivoque, que en la ciudad, por no irme más lejos la situación de los hombres y mujeres que están en el estrado más alto cambiaría y mucho. La cuestión es quien se atreve a abrir el melón de las listas abiertas.
En Estados unidos su constitución empieza con unas palabras que podríamos traducir por "Nosotros, el pueblo". En Estados Unidos hay muchísimas cosas que no me gustan, muchas, muchísimas, pero hay una cosa que está clara, no se acepta ir dócilmente a votar por un señor, o señora, que ha sido elegido por cuatro gatos, mucho menos si es elegido por un gatito/a. Luego cuando esta en el poder es otra cosa bien diferente, pero antes tiene que pasar por el aro de las primarias y luego por el filtro de los votantes.
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