Manda huevos con el señorito del cortijo.

La credibilidad del Sr. Bassas últimamente está por los suelos, es sabido que es la mano que mece la cuna desde hace años, justo , justito desde que utilizó a las legiones para derrocar al emperador Manuel Mas.

Desde que apostó por Barón poniéndolo de Alcalde no ha parado de mecerla, con la consiguiente tranquilidad del que está acucurradito en ella, Joan Antoni Baron, que duerme tranquilamente, mientras es mecido por tito Bassas.

Hace escasos días se sabe a ciencia cierta que esta vez se le ha ido la mano y ha volcado la cuna, no se si con el niño dentro, o no, pero lo que está claro es que el niño, se tendrá que cuestionar si la mano que le mece no hará que caiga, en este o en cualquier otro momento, haciéndose algún chichón como mal menor, seguro que piensa que esta vez es una cosa sin mucha importancia, o algo más fuerte, si la continua meciendo al ritmo que ha atesorado en el ya turbio asunto de la fábrica de Can Fàbregas.

Según parece el famoso manifiesto de los 7 magnificos ni lo redactaron ellos, el séptimo seguro que alguna frase ha metido, ni lo pasaron por registro personalmente, ni lo firmaron, ni parece ser que alguno de ellos se enteró, que se había presentado públicamente en rueda de prensa.

La historia que conozco hasta el momento, dicen hay más capítulos en esta novela negra, es, Bassas o Charli, llaman a Quico Verjano para enterarse de algunos teléfonos que o no tienen o, de alguna forma hay que empezar. Una buena forma de comenzar es llamar a un compañero de partido para empezar a pastelear la masa del pastel.

Rápidamente se ponen en contacto con otros y otros declarados simpatizantes del partido, luego dicen que hay Asociaciones de vecinos politizadas, que risa me dan, las que ellos manejan no están politizadas, esas son constructivas, reivindicativas y trabajadoras, es que ya paso de la risa ,al dolor de estomago, por las carcajadas.

Comienza la obra de teatro que Ramón Bassas ha escrito, dicen que ha instancias de una idea de Charli, esperando un final feliz, con el tiempo se ha visto que terminara en tragedia y aquí es donde sus dotes de capataz del cortijo uno y, señorito el otro empiezan ha verse claramente.

Manipulan a 6 personas, trabajo tendrán a partir de ahora para ganarse el respeto de sus propios compañeros de junta, no te digo nada de sus vecinos a los que teóricamente defienden.

Esta claro que cada uno de estos 6 pueden hacer, opinar o pensar lo que quieran pero lo que no pueden hacer bajo ningún concepto es firmar un manifiesto o, comunicado publico, lo de firmar es un eufemismo ya que firmado no está, sin que sus compañeros de junta sepan nada al respecto. Y porque no pueden firmar nada, pues sencillo, porque lo hacen enarbolando la bandera del titulo de Presidente de la Asociación de Vecinos de…. , eso no es de recibo.

En el colmo de la desfachatez de algunos de estos apolíticos de salón que en torno a un cafecito dicen que ellos no están al servicio del su partido, un día antes, concretamente en la Llantia se estuvo hablando del tema de Can Fabregas y su presidente calló como una vulgar furcia no diciendo nada de nada de lo que al día siguiente se iba a hacer público.

Pero sigamos con el orden cronológico del apestoso asunto.

El 17 de diciembre se pasa por registro el documento, dudo y mucho, por no decir rotundamente, que no está escrito por ninguno de los teóricos firmantes, criticando la actitud extrema del secretariado de la Federación, olvidándose que el secretariado no ha tomado ninguna decisión al respecto y si la junta, a la que algunos de ellos pertenecen por cierto, la que tomó la decisión.

Antes de entrar en el epílogo del libro os comentaré mi opinión de porque este asunto, se lleva adelante.

En primer lugar deciros que no creo fuera necesario el comunicado, manifiesto o lo que sea, lo que estos 7 magníficos más el señorito han hecho, el tema en las alturas que estamos de la película no hacia ninguna falta. La cuestión no es esta, la cuestión es que el movimiento vecinal ya no esta a remolque de lo que piense tal o cual partido y por tanto sus miembros no piensan, primero en clave de partido y luego, en clave vecinal.

Esto no gusta a los que mandan ya que al contrario de lo que pasaba antaño no tienen a marionetas que les chive lo que se cuece en las cocinas. Su meta es desprestigiar, manipular y enmerdar todo lo que puedan al movimiento vecinal, para deslegitimarlo a los ojos del ciudadano de a pie con actitudes fascistoides y caciquiles .

Reconozco abiertamente que la oposición a los males artes del Sr. Bassas, algunas he sufrido en carnes propias, es como el sodio y el agua, se generan violentas reacciones cuando nos vemos. Estoy deseando que alguien, por caridad de Dios, y por el bien de la ciudad, desocupe los sillones que estos pájaros calientan desde hace mas de un cuarto de siglo. Aquí, el carné del partido ya hace falta hasta para jugar al parchis.

Ahora parece ser que ha sido el mismísimo Bassas el que ha trajinado el asunto en su recta final dejando al escudero al margen ya que no tiene tanto poder como para pasar por registro algo no firmado o, por cualquier otra causa que se me escapa.

Según indica la Web de la Federación de el salió la orden, el habló con el mensajero que fue hasta el edificio de vidrio a pasar por registro el famoso papelito y el mismo dijo que se incluyera en el dossier de prensa que se entregó a los medios de comunicación, donde justificaba lo que el considera el fin del tema.

Yo que soy asiduo del registro os puedo asegurar que el papelito en cuestión no me dejarían registrarlo, a mi ni a nadie, porque esta incompleto. Faltan los segundos apellidos, falta el DNI, falta el domicilio de cómo mínimo unos de los firmantes para la contestación y en el colmo de los colmos, no hay ni una sola firma que avale lo que el papelito dice, vamos que como dice alguien por ahí podría haber estado firmado por Napoleón Bonaparte o, por el mismísimo Francisco Franco.

La credibilidad de los políticos del PSC en Mataró está por los suelos y comportamientos como éste no contribuyen a mejorarla. Ser político, por si alguien no lo recuerda, es servir a la sociedad. Y este servicio, como cualquier otro, supone capacidad de sacrificio. Cuando se olvida, se corre el riesgo de convertir un cargo en un cortijo.