viernes, 3 de agosto de 2007

Una de banderas

Me parece sorprendente la actitud del Sr. Ferrando el día de la anada al ofici. Ponerse el brazalete de la bandera española emulando los viejos tiempos, que seguramente nota a faltar ya que debe pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, mejor aun, si este tiempo pasado es tramo comprendido entre el 39 al 79.

Es totalmente inaceptable la actitud mostrada ya que la situación en la que podría haber acabado la gracia del susodicho, seguramente es lo que estaba buscando, que no encontró por cierto, era un enfrentamiento para después salir explicando lo intolerantes que son los que imaginariamente le hubiesen increpado ya que considero es una afrenta sin precedentes. Lo bueno es que todavía cree en los trapos de colores además de ser un impresentable, que también.

Bien haría el Sr. Pauli Mojedano en cortar de raíz, no la actitud de ese día, que también, como acertadamente hizo, sino las posibles salidas de tono de su segundo de a bordo.

Conozco personalmente a Mojedano y se cual es su pensamiento político sobre cuestiones como la que nos ocupa, ahora bien con la actitud de su “compañero”, para que quiero enemigos con estos amigos, bien haría en poner en solfa a este personaje si quiere dar una imagen de modernidad y asaltar la alcaldía en el 2011, ya lo tiene bastante difícil para que le ayude su segundo con actitudes como la de la banderita.

Os dejo una opinión encontrada en la red que refleja bastante bien lo que pienso sobre esta cuestión.


Banderas,
(Virginia Woolf)

No creo en las banderas.
Aún a riesgo de que me llamen apátrida.
Como si eso fuese un insulto...
Una apátrida no es una mujer sin patria. Como muchas mujeres, como yo misma, una apátrida es una nómada. Y la patria de los nómadas es el mundo, el camino bajo los pies, las estrellas arriba, el alma barca, las alas para volar.
Mi patria está en todas partes.
No en ninguna. Como no tengo patria, las tengo todas.
El lugar donde nací es mi patria. El lugar donde vivo ahora. En este momento, mi patria es la casa blanca, la casa de la veleta, al lado del bosque. Mi única bandera, ese gallo de hierro que gira al compás que le marca el viento.
También los lugares por los que he caminado, las tierras lejanas que dejaron su polvo en mis zapatos. Allí donde se ha quedado algo mío, rincones del mundo que viven en mi. Irlanda, Corfú, Estambul, Varanasi, Brocèliande,...
Tal vez, también, esos lugares en los que alguna vez estaré. Patrias futuras, mundos lejanos que ahora solo son sueños, imágenes en revistas, palabras sin fondo. La Isla de la Gran Tortuga, la otra America. África, de norte a sur, de este a oeste, el origen de la vida. Nueva Orleans y el Mississipi. Lejanas islas en mares turquesa.
Incluso aquel barco azul en medio del mar...
Y también este país, por supuesto. España. Porque es donde nací. Y Cataluña, que es el rincón que siento más mío. No lo voy a negar. Solo que ahora algunos han conseguido que nos avergoncemos de ser lo que somos. Apropiándose de todo un país, de toda una tierra, convirtiéndola en su feudo privado. Apropiándose de los símbolos de todos. Usándolos en su propio interés. Ahora, su país, su himno, su bandera.
Pobre España...
Pobre Al-Andalus, pobre Sefarad...
Aún así, no creo en las banderas.
Solo son pedazos de tela, colores chillones que decoran las calles de mi viejo barrio por San Juan.
Y sin embargo, cuantos muertos en su nombre.
Cuantos despropósitos.
Inútiles trapos que solo sirven para cubrir a los muertos, trapos de colores para herir, trapos de colores para morir, trapos de colores para separar.
Quizás aún crea en alguna bandera, pensándolo bien. La bandera blanca. No la de la rendición, la bandera de la paz. Tal vez, también, en la bandera libertaria, la rojinegra de mi abuelo, aunque solo sea por cuanto luchó por ella toda su vida.
Pero no. Tampoco. A lo mejor, si existiese, la mía sería la bandera de los nómadas. La de la libertad.
Una bandera para los apátridas, para los que nos conformamos con vivir en el mundo, para los que no queremos fronteras, ni himnos (que poco me gustan los himnos, ritmos belicosos, marchas militares, música de guerra).
Para los que no tenemos bandera.
Me gustaría saber cual es la bandera de los sin bandera...

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