La Maquinita

Hace unos días llegó la primavera trayendo con ella mejores temperaturas, después de un invierno durillo, eso dice por lo menos la carta que FECSA envió a todos sus clientes para justificar, entre otras cosas, la fuerte subida de la luz, ciertamente esa no es la entrada de hoy, la subida de la luz, por lo que no me enrollo y voy al lío.

Esta época trae más cosas que un jardín lleno de flores, árboles que florecen y nuevas frutas en el mercado, trae consigo una cosa cada vez más preocupante para muchos ciudadanos, las alergias con sus efectos “colaterales”, ojos que lloran, estornudos, picor de nariz , además de mucha mucosidad . Desde hace unos días, ya la cosa esta decayendo, habréis visto que las calles donde hay árboles, el platanero que inunda nuestras calles, no estoy diciendo que este en contra de los plataneros y que los corten, bajo su tronco y alrededores el típico polen que sueltan estos árboles, de color amarillo.

Pues bien, el otro día hablando con un vecino me dijo, se podría hacer algo para que el Ayuntamiento, léase gobierno, en vez de soplar las calles las barran. Le conteste que ya había gente que se había quejado de esa nueva modalidad de limpiar las aceras con resultados nulos y que presumiblemente la cosa seguiría igual por tiempo “indefinido”.

La conversación giró entonces es que si nadie, del gobierno por supuesto extensible al departamento correspondiente, se había dado cuenta que la maquinita sopladora lo que hace es levantar la suciedad de las aceras desplazándola unos metros para que la otra maquinita infernal, hace un ruido endiablado, coja bajo su “escoba” las hojas, paquetes de tabaco y suciedad más o menos voluminosa hacia sus entrañas.

Pero que pasa con el polvo ese amarillento en esta época y el polvo en general todo el año, pues lo que pasa está claro, lo mueve de sitio, lo vuelve a tirar hacia arriba, lo desplaza de sitio, en definitiva no creo que llegue a recoger ni el 1% con la consiguiente problemática de los vecinos que viven a pie de calle, los bajos incluyendo algún primer piso, que también, que deben correr a cerrar las ventanas cuando escuchan el ruidecito de la maquina infernal acercándose.