lunes, 25 de mayo de 2009

Especulación democrática

El papel que han tenido los ayuntamientos en los precios de las viviendas está claro. En la época Paquito, léase dictadura, y los primeros años de la vuelta a la democracia los constructores, llamados ahora promotores que es más fino, pagaban unos impuestos llamados permisos de obra que creo está en un 5% del total de la obra, antes seguramente menos, supongo.

Cuando la obra era en nuevas zonas a urbanizar el constructor tenía que urbanizar el entorno, calles, clavegueram, farolas y demás cuestiones básicas para que los nuevos habitantes de ese sector tuvieran las mismas cosas que si la vivienda se la compraran en un barrio ya consolidado.

Pues bien, la cosa evolucionó entrando en juego los Ayuntamiento que vieron que la cosa podía cambiarse, dicho de otra manera, engordar el negocio. Parece ser que ya no tenían suficiente con los permisos de obras y el porcentaje del suelo, eso vino después de Paquito el chocolatero, que los promotores tenían que entregar por cada nueva operación.

Quien mejor que nosotros, “políticos soñadores de la ciudad del siglo XXI, sabemos donde y como debemos crecer, pues eso, nadie, debieron pensar antes de crear PUMSA. Cuando hay un amplio sector a urbanizar, bien sea porque no hay nada como en el Sorrall o si lo hay, como en la ronda Barceló es difícil poner de acuerdo a todos los propietarios. El bien común, todos los ciudadanos, está por encima del bien privado, aquí entra PUMSA a decir que hay que hacer, el como y casi el cuando, sobre todo que tiene que hacer el promotor, también lo buscan, para llevarse el gato al agua.

Visto así puede parecer hasta lógico pero hay mucho más detrás de este tipo de urbanismo teledirigido, no me estoy refiriendo a donde hay que construir que es bueno lo haga el servicio de urbanismo. Me refiero a lo que hay detrás de estas decisiones y sobre todo me estoy refiriendo a que PUMSA reurbaniza cargando cosas que debería hacer el Ayuntamiento a los ciudadanos que compran una vivienda en uno de esos sectores que PUMSA amablemente pone a disposición de grandes empresas para que todos ganen. Unos, los promotores dinerito contante y sonante y otros, Ayuntamiento porque obliga a hacer cosas que son algo más que las calles y farolas que antaño entraban en el trato. Unas veces un paso subterráneo, otras un colegio, otras yo que se, pero siempre algo que repercute en el precio de la vivienda.

Si nos centramos en la última “cruzada” urbanística, ronda Barceló, podemos ver que efectivamente los pringadillos pagan cosas que no les corresponde. Aparte de arreglar la calle Real, que tampoco ya que esto lo pagaran todos los españolitos al ser una de las obras del plan Zapateril, tenían los promotores, que hacer un paso subterráneo al puerto que costaba la friolera de 6 millones de euros. Yo me pregunto que tiene que ver una cosa con la otra pero eso son cosas de los pensadores urbanísticos y no de un pringadillo como yo.

Yo soy un pringadillo, lo reconozco, pero en los dos ejemplos anteriores lo que está claro es que si una cosa le cuesta al promotor 8 milloncejos y este tiene que hacer 500 pisos la división, en caso que sea lineal, esta clara 8000000/500=16000 euritos que pagara de más por la vivienda el que la compre. Si le sumamos el suelo más los gastos de construcción más el lógico beneficio creo está claro porque las viviendas cuestan lo que cuestan.

Esta vez la cosa no será así porque parece ser que el promotor dice que de eso ni hablar ya que como está la cosa le costaría mucho vender, no dudéis que ha sido una práctica habitual hasta que la burbuja se desinfló.

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