En la vida hay muchas escaleras que subir aunque algunas nos lleven a ninguna parte. Es mejor no subir ningún peldaño sino lleva a ninguna parte, si lo subes que sepas que al final el único premio será bajar cansado y con las “manos” vacías.
Como es natural alguien construyó la escalera pensando, seguramente, que mientras llega el trepador al último escalón y se da cuenta que no hay nada, pasará un tiempo en el cual tendrá entretenido al sufridor que tan contento inició el camino, pensando que el premio seria otro diferente, a nada.
Luego vendrá el descenso en el que en cada descansillo, presumiblemente, encontrará otro sufridor que ha caído en la misma trampa. Mientras los dos descansan, intentará, el que va de bajada, convencer que al final del “camino” no hay nada pero como el ser humano es como es, no hará caso ya que el que sube seguirá pensando que al final encontrara el paraíso.
Como es natural alguien construyó la escalera pensando, seguramente, que mientras llega el trepador al último escalón y se da cuenta que no hay nada, pasará un tiempo en el cual tendrá entretenido al sufridor que tan contento inició el camino, pensando que el premio seria otro diferente, a nada.
Luego vendrá el descenso en el que en cada descansillo, presumiblemente, encontrará otro sufridor que ha caído en la misma trampa. Mientras los dos descansan, intentará, el que va de bajada, convencer que al final del “camino” no hay nada pero como el ser humano es como es, no hará caso ya que el que sube seguirá pensando que al final encontrara el paraíso.
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