lunes, 26 de octubre de 2009

El muchachito

Hace unos días escribía sobre el chivato oficial que tienen en el barrio algún personajillo con rango oficial, que no coche oficial, de momento.

Este personajillo tiene amplios poderes en alguna vocalía de jóvenes de una entidad que se plega a cualquier cosa, entre ellas el juego sucio, para satisfacer el ego de su hermano mayor. Al final las cosas se terminan sabiendo, hermanito, pasando de la sospecha que siempre tuve al conocimiento absoluto de tu gran participación.

El ídolo es un caballo de carga, por no decir burro, pero sus recursos intelectuales son los que son, necesita del chivatillo y jovencitos para darse pompo entre la clase dirigente. Al final cuando conozco las virtudes de este y alguno más pienso que Vito Corleone, el de verdad y no este que es el aprendiz, era un gran señor.

Podría contar una de fotocopias, es buenísima, otra de un comunicado a los medios, alguna otra que haría sonrojar hasta el diablo en persona, sonrojar porque quiere ser competencia directa, pero me quedaré simplemente con citarle que suba los altavoces y escuche la siguiente canción de Carlos Cano la cual le dedico, con muchisimo cariño:


PD: Por si te da mal rollo poner los altavoces por si los de al lado lo escuchan y así saben que lees cabezones, aquí te dejo la letra . No es lo mismo leerla que escucharla pero te puedes ir haciendo una idea hasta que puedas escucharla tranquilamente con una cervecita en la mano:


¿Dónde va ese muchacho,con el triunfo en la cara,
subiendo como un gamo la invisible montaña?
¿Qué gloria se reparten? ¿Qué será lo que dan?
Qué hace perder el culo,Señor,qué barbaridad!!
Y ese chico de barba, de todo se ha olvidado.
Tiró por la ventana, los sueños del pasado.
El mismo que decía "Compañero a luchar"
en la gastronomía encontró su ideal
¿Qué queda de aquel tiempo? ¿Qué fue de la ilusión?
¿Dónde está la esperanza de nuestra generación?
Entera a sus servicios, no hay problema Señor,
para lo que usted guste, dispuesta en posición.
En tiempo de los enanos, de los liliputienses,
de títeres, caretas, horteras y parientes.
De la metamorfosis y la mediocridad.
Qué de birlibirloque te saca una autoridad.

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