jueves, 29 de noviembre de 2007

Vamos de paseo, pi,pi pi, con mi auto nuevo, pi,pi,pi

Así empieza una famosa canción infantil y eso es lo que parece ha pasado con el viajecito que se pegaron Alicia Romero, Ramón Bassas y el alcalde Joan Antoni Baron hace algunos días para comer con el publicista Lluis Bassat en su casa de Barcelona.

No se si fueron cantando la canción durante el camino, no creo, pero desde luego el que no estaba ese día para cancioncitas, supongo que sabia que le estaban haciendo la cama, es el regidor de cultura Sergi Penedès.

La situación es para flipar en colores, se concreta una comida para hablar sobre si es viable que el llamado museo Bassat se ubique en la ciudad y el regidor de Cultura no asiste. La pregunta del millón seria, porque no esta invitado o, porque no puede.

Si no pudo ir mal hecho, pero si no le han invitado, la cuestión es de una prepotencia que raya la mezquindad más absoluta. Desde luego, es cuanto menos sorprendente, que a este viajecito se apuntara Ramon Bassas, por mucho regidor de urbanismo que sea, y el de cultura no asistiera, es para hacer una reflexión de quien manda aquí y de lo que se traga para seguir siendo regidor. En cualquier sitio medianamente serio esta situación seria cortada de raíz con un puñetazo en la mesa. Aquí ya sabemos lo que pasa, la aritmética de la mayoría indica una cosa, pero la aritmética de final de mes indica, otra bien distinta. Anteponiendo la de final de mes por encima de la ética personal de cada uno

Algunos de los que lean este post pensaran, que pasa que el urbanismo no puede ir, pues que queréis que os diga, normal, normal no es que sea. Lo de Alicia Romero hasta lo puedo llegar a entender ya que es la encargada de promocionar la ciudad pero lo del Sr. Bassas no cuela, bueno colar si que cuela, todos conocemos el tándem Baron y Bassas.

No es la primera vez que el Alcalde se salta al regidor de turno para hacer gestiones por su cuenta. La ultima conocida, es la cara de póker que se le quedo a Conxita Calvo regidora de educación, cuando se entero en un pleno, de las negociaciones que el alcalde estaba llevando a término para que los servicios territoriales de educación se instalen en Mataró.

El museo puede ser una buena oportunidad para promocionar la ciudad, no lo dudo, pero hay que tener en cuenta a la hora de plantearse inversiones importantes, como puede ser esta, si estamos en una posición de invertir mucho dinero en este tipo de equipamientos de dudosa “rentabilidad” y no me estoy refiriendo a rentabilidad económica, mas allá de que en un circuito muy concreto de gente, se sepa que en Mataró existe un museo de arte contemporáneo.

En otros ayuntamientos cercanos, Sant Andreu de Llavaneres, este contrapeso parece ser que si se ha realizado. “La idea del museu ens sembla magnífica”, ha confirmat Bernat Graupera a capgros.com, “e l que passa és que actualment el poble necessita altres coses, com una escola, un centre de dia o un nou CAP. Ara per ara ni el pressupost, ni els terrenys públics els podem destinar a aquest gran museu contemporani”

Como ciudadano me pregunto, los vecinos y vecinas de la ciudad tienen cubiertas las necesidades en equipamientos deportivos, un buen ejemplo seria el actual campo municipal y pabellón Josep Mora. Culturales, ni un teatro en condiciones para una ciudad de 120.000habitantes. Sanitarios, la mayoría de los CAP saturados. Sociales, los jóvenes tienen escasísimos espacios, etc,etc, mínimamente cubiertos para crear otros, cuya inversión inicialmente es muy importante, y posteriormente su conservación .

Bajo mi prisma desde luego la respuesta es clara, NO. Defender públicamente que es mejor que el museo no venga a la ciudad es difícil. Que es una muy buena manera de promocionar y situar en el mapa la ciudad, completamente de acuerdo, pero si su venida hace que las inversiones en equipamientos, que ya ha día de hoy claramente deficitarios acarrea dejar de invertir en la construcción de nuevos y mejoras de los actuales, habría que valorarlo mejor.

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